Navalcán – El Tejidillo y el Traje de Vistas
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El Tejidillo o Acolchado y El Traje de Vistas de Navalcán (Toledo)
El Tejidillo o Acolchado Navalqueño y el Traje de Vistas, declarados Bien de Interés Cultural (BIC) por el Consejo de Gobierno de la Junta de Comunidades de Castilla – La Mancha el 03-05-2024.
Navalcán
Navalcán es un municipio de la provincia de Toledo, situado a los pies de la Sierra de Gredos y rodeado de un entorno natural privilegiado. Su historia, su tradición artesanal y sus expresiones culturales lo han convertido en un referente dentro de Castilla-La Mancha. Entre sus mayores tesoros destacan el Tejidillo o Acolchado Navalqueño y el Traje de Vistas, manifestaciones únicas de un legado transmitido de generación en generación, que forman parte esencial de la identidad local y de la riqueza patrimonial de la región.
El Tejidillo o Acolchado navalqueño
El Tejidillo o Acolchado navalqueño presenta una técnica de entretejido llamado popularmente “colchado” o “tejidillo”. La segunda denominación responde al uso del mismo para la decoración de colchados (que recubrían las delanteras de cama de vistas propias de la tradición de estas tierras). La primera, Tejidillo, hace referencia al tipo de labor que sigue la técnica: entretejido y zurcido. El Tejidillo o Acolchado de Navalcán, se identifica también Tejidillo Real en el ámbito erudito. Durante el siglo XVI este tipo de bordados a temas geométricos estuvieron vigentes en España, mientras en Europa seguía modelos renacentistas. Su adaptación a diferentes tipos de adornos al “gusto español” manteniéndose hasta el presente en bordados populares.





Un magnífico ejemplo de este tipo de bordado navalqueño se encuentra en el Terno del Valencia de Don Juan de Madrid. Pieza de mediados del siglo XVI y en perfecto estado de conservación, está elaborada en lino casero y hebra de algodón, decorados los lados de la abertura del terno con este y el borde de los extremos.
Además de la técnica de entretejido utilizada en el Tejidillo, la actual bordadora navalqueña, al igual que sus antecesoras de esta comarca, domina y perfecciona las siguientes técnicas al pasar la aguja de distintas formas:
Técnicas a la aguja: hilos contados; al pasado; a dibujo; deshilado; pespunte, cencillo y a zurcido; deshilados varios (en los que se hilvanan en una sola ojeada: vanillas, randas, garabuelas, tambor y un largo etc., labores todas propias de los bordados toledanos).
Técnicas de bordados de aplicación: destacan: los picos, (técnica realizada al tirar del pique realizando calados) sobre paño que posteriormente se aplica sobre otra base. Utilizado en cenefas de guardapiés bajeros, faldas y delanteras de cama y mantas de la Cama de Vistas.
Labores de encaje: Con técnica de bolillos elogiada por todos, (este género se venía realizando a bolillos en toda la comarca de Navalcán, antes también en Talavera) con especialización de los bordados y característica en la ornamentación del guardapiés y el cuello del Traje de Vistas y Novia.
Todas estas técnicas son utilizadas en la indumentaria navalqueña femenina y masculina, destacando: el Tejidillo o Acolchado en gargueras, cuellos y puños de camisas de mujer y en los faldones interiores de los guardapiés.
El encaje de bolillos y las aplicaciones de encaje son elementos identitarios en el Traje de Vistas de Navalcán con predominio de unos géneros como el realce de alcarán, los mogaños o el ombligo.
Es la técnica del Tejidillo o Acolchado, de difícil ejecución, con la que la población de Navalcán se identifica y a la que más valoran. Generación tras generación han transmitido de madres a hijas, desde tiempos inmemoriales hasta hoy, mostrándolo orgullosamente en sus trajes y ajuares.
El Traje de Vistas de Navalcán
El “Traje de Vistas de Navalcán”, es un atavío de gala de carácter festivo y ceremonial, dada la riqueza y ornamentación de sus prendas. En su origen era un traje nupcial utilizado por la novia, la moza madrina y las mozas en la celebración de la boda. Desde antaño esta indumentaria se la conoce como “traje de vistas” o “a las vistas”, en sentido genérico debido a la “vistosidad” de las piezas como medio de exhibición, relevancia social y honorabilidad familiar.




El Traje de Vistas navalqueño se clasifica en tres tipos diferentes: El Traje de Vistas Común o propiamente dicho, el Traje de Novia (Ceremonial) o de Vistas y el Traje de Moza Madrina. Las mujeres vestían diferentes modelos para cada momento dependiendo del momento de la ceremonia nupcial.
Respecto a su antigüedad, es de relevancia el valor documental que suponen las intervenciones de especialistas que han ido superponiendo históricamente. Así, aparecen piezas datadas de los siglos XIV y XV, lo que permite afirmar que ya en esta época se usaban trajes de vistas cuerpos con patrones semejantes a las modas del XVI, sobre todo los jubones ceñidos al talle, faldas abullonadas y mangas rematadas del siglo XVI al XVIII que se configuró esta indumentaria.
En el Traje de Vistas encontramos elementos simbólicos y protectores, además de ornamentales. El conjunto está formado por rosarios, medallas, crucifijos, rosarios, sortijas, broches, collares y pendientes. Destacan sobre todo los “salaores”, collares de relicarios de plata que se cuelgan en el pecho con las rositas de hombro o del pecho de las que también cuelgan cadenas con lunares con higas y otros amuletos.
El Traje de Vistas se compone básicamente de camisa, jubón, pañuelo guapo y el guardapiés. El peinado es con moño de los llamados de picaporte con dos rodetes laterales, sujetos con horquillas de plata. Sus prendas varían dependiendo de sus diferentes tipologías, siendo comunes a todas ellas los guardapiés bajeros, el guardapiés cimero (de vistas), la faldriquera, el mandil, las medias y los zapatos.
Ambas manifestaciones del patrimonio cultural navalqueño se muestran como elementos de homogeneidad, ya que el bordado es una ornamentación más de la indumentaria tradicional, común al medio occidental toledano, y también se manifiestan como elementos identitarios de clara diferenciación cultural. En la indumentaria tradicional el color es fundamental, el color, así como las técnicas, utensilios, fibras, tejidos, modelos, usos sociales, innovaciones, hábitos e influencias históricas… El Acolchado o Tejidillo, así como el Traje de Vistas son elementos de identificación de Navalcán, con dichas producciones en su más personalidad.
El Tejidillo navalqueño tiene sus culturas ancestrales y milenarias, mostrando una técnica, el entretejido, basado en técnicas similares a la tejeduría, remontándose éstas a antiguas civilizaciones. Esta técnica se ha venido desarrollando ininterrumpidamente a lo largo de los siglos, transmitiéndose de unas culturas a otras hasta llegar a España y a Europa, quedándose enclavada en la tradición e identidad navalqueña como manifestación que este tipo de bordado ligado, desde el Neolítico, a los bordados orientales, los cuales pasaron al mundo popular que se generalizó a mediados del siglo XVI. Este acervo cultural se ha transmitido de generación en generación hasta el presente en Navalcán, sin embargo, se encuentra en gran riesgo de desaparecer, esencialmente por la falta del relevo generacional en la formación externa al ámbito familiar. Es urgente, por tanto, que se declare Bien de Interés Cultural y se acometan medidas adecuadas para su protección y viabilidad en el futuro, pudiéndose ser disfrutado y vivido por las generaciones presentes, enriqueciendo así al acervo cultural castellano-manchego a la par que, y por ende, a todos los españoles.
De igual forma, se fundamenta elevar a Bien de Interés Cultural el Traje de Vistas de Navalcán, en razón a que su uso responde a unos conocimientos tradicionales sobre actividades productivas, procesos y técnicas (sedas, tejeduría, patronaje, bordados, etc.) a los que se ha dado un significado espiritual, festivo y ceremonial alcanzando la categoría de símbolo. Símbolo que responde a formas de sociabilidad colectiva. En consecuencia, este traje de la indumentaria tradicional merece ser protegido por su riqueza folklórica que se ha mantenido en un continuum admirable desde su configuración histórica en el siglo XVII.
Tanto el Tejidillo o Acolchado como el Traje de Vistas, no sólo se alimentan de lo simbólico y tradicional, sino que se nutren a través del trabajo, el esfuerzo, la iniciativa, innovación y emprendimiento, de la población navalqueña y, en especial de la mujer, que ha sido indiscutible motor del arte del bordado. Gracias a las medidas de protección realizadas por el Ayuntamiento, desde hace años, y a la actividad del grupo folklórico de danza Revolvedera, (que visten la indumentaria tradicional), tanto el Traje de Vistas como el arte de bordar el Tejidillo, no han desaparecido, como sí ha ocurrido, desgraciadamente, en otros pueblos de la comarca.
Provincia de Toledo
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